Hace algún tiempo, sentado en una banca de Central Park en Nueva York, pude conversar con mi compañera de banca, una guapa pelirroja que se quejaba de la manera en que vivía su prometido siguiendo el rat race, concepto entonces desconocido para mí, es eso de correr como locos en todas direcciones; estar siempre de prisa y abrumados sin saber a donde vamos. Ella transmitía una sensación de frustración y abandono.¿Te suena familiar una situación así? En esos años, no había celulares, Internet y las torres gemelas lucían majestuosas e inocentes sin saber lo que pronto les depararía el destino. Éramos felices (o menos infelices) y no lo sabíamos. Hoy los estándares de vida y competencia han cambiado. El rat race se ha intensificado a cifras récord: Aunque tenemos más herramientas para vivir, también tenemos mucho más competencia para sobrevivir y contamos con menos tiempo para nosotros mismos y para compartir con nuestros seres queridos. Ya es difícil platicar con calma con el vecino de casa--o hasta el de la banca del parque.En éste mundo donde la tecnología, la facilidad y rapidez de las comunicaciones han impactado la manera y velocidad del ritmo de vida y de trabajo y nos han llevado a ser partícipes de nuevos estándares de trabajo. Todo el día estamos localizables por teléfono o correo electrónico. Cada vez existe menos tolerancia a la lentitud o falta en capacidad de respuesta: Así lo demandamos. Así otros nos lo demandarán.Nosotros pensamos que en éste mundo lleno de marcas que se encuentran en constante competencia, donde estamos saturados de información, existe una gran oportunidad para poder diferenciarnos de los demás a través de una preparación y siguiendo los procesos de mercadotecnia que utilizan las marcas más queridas y exitosas. Ya no hay que esperar a que nos llegue la oportunidad deseada: hay que salir al mercado con planeación, diferenciación y un toque de creatividad que nos permita entrar con contundencia aprovechando las oportunidades que se nos presenten. De ahí deberemos desarrollar también nuestras habilidades para aprovechar esos momentos clave de la vida que en mercadotecnia llamamos momentos de la verdad; aquellos que sólo se presentan en muy pocas ocasiones y que cuando así suceda sepamos como dialogar, hacer presentaciones efectivas, vender nuestros servicios, atributos y habilidades para finalmente lograr una negociación o precio de venta. Todo a la vez, llegando preparados y evitando desaprovechar esas oportunidades de oro.Finalmente, nuestra propuesta es que: preparándose bien en las áreas más sensibles del Marketing, entendiendo bien los mercados en los cuales deseamos participar, aprendiendo los principios básicos de ventas del desarrollo de marcas (qué mejor que la nuestra), aprendiendo a crear una buena imagen y comunicarla adecuadamente a la sociedad para lograr sobresalir y finalmente saber negociar estratégicamente cuidando nuestros intereses y balanceando nuestras actividades personales y profesionales, muy posiblemente consigamos lo que nos proponemos obteniendo más control sobre nuestra vida y nuestras actividades. Con esto creamos mayor demanda por lo que hacemos o al menos aumentamos significativamente las posibilidades de competir más eficazmente para lograr nuestros objetivos, ya sea dentro del mundo corporativo o trabajando para ti mismo con las ventajas y limitantes que cada uno de ellos conlleva.Hace poco volví a Central Park. Un trompetista hacía su lucha entreteniendo a los transeúntes. Se veía muy feliz, haciendo lo que realmente disfrutaba. Un grupo grande de adolescentes intercambiaba bromas en un ambiente de gran camaradería y relajamiento. ¿Qué nos cuesta conservar esto? Espero que ya que se integren al mundo tengan la visión y capacidad de hacer del rat race una pesadilla de las generaciones pasadas.Que este libro te sirva como apoyo significativo en el alcance de tus metas y sueños (no sé si sueños sea muy ambicioso).The Woodlands, TexasO