El servicio de delivery tanto de productos como de comida se ha hecho más indispensable con las condiciones de movilidad restringida originada por la pandemia. Por un lado están las nuevas empresas o startups que con jugosos capitales de inversión incrementan su presencia en ciudades hasta convertirse en corporaciones internacionales, que van imponiendo condiciones tanto a los locales que son quienes tienen el poder de producir y también a quienes estas empresas han denominado sus ¨colaboradores¨, para evitar denominarlos sus trabajadores, y así evadir millonarios pagos por concepto de prestaciones sociales y de hacienda. Las condiciones de trabajo para quien debe servir de puente entre los locales y los clientes, los riders, se hacen cada día más críticas y hasta ahora no pareciera que existieran organismos interesados en su mejora.